El nombre es inventado, el caso, real, uno de tantos iguales. Carmen tiene una tienda. Aunque es de las privilegiadas que no ha tenido que cerrar con la crisis; las ventas han bajado mucho. Ayer, cuando fue a abrir, vió que le habían sellado la cerradura con silicona. Además de pagar cien euros al cerrajero, fue a denunciar y por eso tuvo que dejar la tienda. Para no cerrar, tuvo que llamar a la dependienta de emergencia (¡y pagarle! por supuesto).
Carmen tenía también derecho a la no huelga; y, además, supongo que no puede permitirse una huelga. Nadie tiene derecho a obligarla, ni a dañar su propiedad privada. Pero, además, la paradoja es que, pusieron la silicona mucho antes de la hora de apertura, con lo cual, aunque Carmen hubiese hecho huelga, habría recibido igual el "castigo" de la silicona.
Es una paradoja, que las personas que están siendo castigadas más duramente por la crisis fuesen ayer, en muchos sentidos, las castigadas por la huelga.
Pues he leído no sé dónde que e Almería, un tipo se dedicaba en las primeras horas de la huelga, entrada la noche, a meter silicona en los cierres de los comercios, poniendo al lado la pegatina con su servicio de cerrajería.......aqui el que no corre, vuela.
Lo cierto es que en esto, como en tantas cosas, acaban pagando "justos por pecadores". Porque no sé yo hasta que punto tiene sentido intentar boicotear la apertura de una tienda pequeña de barrio, en lugar de una gran superficie, por ejemplo. También hay mucho empleado en precario que hasta que no ve al piquete entrar por la puerta no puede ni tan siquiera decirle a su jefe "me voy". O el caso de las grandes superficies.... ¿cómo es posible que todos los empleados de Corte Inglés estén a favor de no secundar la huelga? Eso huele a presión por parte del empresario ¿o no¿
Pues en Barcelona los hay que se forran no tienen ni almacén ni oficina un simple móvil pegatinas por todas las porterias y 100 euros (o más)por reventar la puerta o el candado en cinco minutos. un abrazo.
Aquí ocurre igual: pegatinas por todos lados (decenas, se amontonan unas sobre otras junto a los porteros automáticos) y las tarifas "urgente" son increíbles (parecería que un ingeniero industrial te ha hecho el trabajo). Y que no te pase como a un familiar cercano: perdieron la llave y se dieron cuenta al llegar a casa de madrugada. Llamaron al cerrajero y apareció en una moto pequeña... borracho perdido (no articulaba palabra y apenas se tenía en pie). Fue incapaz de abrir la puerta y hubo que llamar a un segundo cerrajero que, este si, vino sereno. Al final... bronca monumental con el cerrajero borracho (con mi familiar y el otro cerrajero) que exigía sus cien euros por "el trabajo". Un espectáculo que duro más de tres horas...
6 comentarios:
El nombre es inventado, el caso, real, uno de tantos iguales. Carmen tiene una tienda. Aunque es de las privilegiadas que no ha tenido que cerrar con la crisis; las ventas han bajado mucho. Ayer, cuando fue a abrir, vió que le habían sellado la cerradura con silicona. Además de pagar cien euros al cerrajero, fue a denunciar y por eso tuvo que dejar la tienda. Para no cerrar, tuvo que llamar a la dependienta de emergencia (¡y pagarle! por supuesto).
Carmen tenía también derecho a la no huelga; y, además, supongo que no puede permitirse una huelga. Nadie tiene derecho a obligarla, ni a dañar su propiedad privada. Pero, además, la paradoja es que, pusieron la silicona mucho antes de la hora de apertura, con lo cual, aunque Carmen hubiese hecho huelga, habría recibido igual el "castigo" de la silicona.
Es una paradoja, que las personas que están siendo castigadas más duramente por la crisis fuesen ayer, en muchos sentidos, las castigadas por la huelga.
Un saludo
Suscribo las palabras de María. El dia de los cerrajeros fue ayer y también hoy. Al menos tendrán trabajo.
Pues he leído no sé dónde que e Almería, un tipo se dedicaba en las primeras horas de la huelga, entrada la noche, a meter silicona en los cierres de los comercios, poniendo al lado la pegatina con su servicio de cerrajería.......aqui el que no corre, vuela.
Lo cierto es que en esto, como en tantas cosas, acaban pagando "justos por pecadores". Porque no sé yo hasta que punto tiene sentido intentar boicotear la apertura de una tienda pequeña de barrio, en lugar de una gran superficie, por ejemplo.
También hay mucho empleado en precario que hasta que no ve al piquete entrar por la puerta no puede ni tan siquiera decirle a su jefe "me voy". O el caso de las grandes superficies.... ¿cómo es posible que todos los empleados de Corte Inglés estén a favor de no secundar la huelga? Eso huele a presión por parte del empresario ¿o no¿
En fin, lo dicho, injusticias por todos lados...
Pues en Barcelona los hay que se forran no tienen ni almacén ni oficina un simple móvil pegatinas por todas las porterias y 100 euros (o más)por reventar la puerta o el candado en cinco minutos.
un abrazo.
Aquí ocurre igual: pegatinas por todos lados (decenas, se amontonan unas sobre otras junto a los porteros automáticos) y las tarifas "urgente" son increíbles (parecería que un ingeniero industrial te ha
hecho el trabajo).
Y que no te pase como a un familiar cercano: perdieron la llave y se dieron cuenta al llegar a casa de madrugada. Llamaron al cerrajero y apareció en una moto pequeña... borracho perdido (no articulaba palabra y apenas se tenía en pie). Fue incapaz de abrir la puerta y hubo que llamar a un segundo cerrajero que, este si, vino sereno. Al final... bronca monumental con el cerrajero borracho (con mi familiar y el otro cerrajero) que exigía sus cien euros por "el trabajo". Un espectáculo que duro más de tres horas...
Saludos!
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