Cuando era un niño, junto a mi casa, había una cine de verano: la terraza de verano Victoria (uno de esos cines de verano al aire libre). Era un lugar amplio, con cientos de sillas metálicas que cada tarde, a la caída del sol, eran regadas y secadas con paciencia infinita, una por una. Podía ver las sillas desde la ventana de mi dormitorio. Uno de mis recuerdos de la infancia es el de dormirme escuchando la fanfarria de la 20th Century Fox, de la Paramount o los rugidos del león de la Metro. Recuerdo también los silbidos del público cuando notaban un corte de la censura o cuando la película se interrumpía a pesar de los esfuerzos de José Antonio Caballero Solier (el proyeccionista). Y no sólo recuerdo sonidos... a mi dormitorio también llegaban olores: el denso aroma del galán de noche o el más ligero del jazmín.
Quizás por eso me guste tanto el cine: mamé cine desde que era un mocoso. Y, claro, para mi los cines de verano tienen un sabor muy especial. Por eso, cuando empieza la temporada, aprovecho para ir con los niños al único cine de verano que queda en Granada: el Cine los Vergeles. No es sombra de lo que fueron en su tiempo: ahora hay cuatro "salas" contiguas y lo explota una odiosa multinacional belga que expide comida basura.
Porque, hace años, en las terrazas de verano había un bar donde se podías elegir para cenar entre una carta más que aceptable: bocata de lomo con ajos, raciones de morcilla, de boquerones fritos... Hoy sólo sirven hamburguesas, patatas fritas, bebidas y palomitas. Aunque lo bueno es que (a diferencia de los cines convencionales) en estos cines de verano puedes entrar con comida y bebida de fuera. Langostinos de Sanlucar en UP, Miguelitos de la Roda en el estreno de Toy Story 3 o piononos en Wall-E pueden hacer que tengas cierta predisposición a que te guste la película.
Y es que, no sólo de recuerdos vive el hombre...
Vosotros ¿tenéis recuerdos de alguna terraza de verano?
Nota: ¡Muy recomendable Toy Story 3! Pero, claro, no toméis muy en cuenta mi opinión porque no es imparcial...
14 comentarios:
Yo todo el año echo de menos el cine de verano de LH. Estoy deseando que llegue el mes de agosto para ir.
Realmente, la peli que pongan es lo de menos. El bocata, el jazmín, la brisa de la noche... Es lo que hace que sea tan especial...
;-)
Yo iba a uno hace ya años q en agosto olía a dama de noche y era fantástico, no solo el aroma de esa planta, sino el fresquito, la rebequita, el refresco y el bocata...
ainss! q recuerdos!
Yo de pequeño iba al de Aguadulce, y era muy divertido porque las 5 salas que tiene se comunican por un pasillo que pasa por detras de las pantallas, y en teoría tu comprabas entrada para un pack de 2 películas seguidas, pero luego si una de las 2 películas no te apetecía, nos escurríamos a otra sala con otro pack jajaa.
Precisamente el Lunes, día de los títeres, comentamos la posibilidad de ir a este cine de verano que comentaS!!
Confiesa...tú no vas por la película, eh? Los niños son la excusa perfecta para disfrutar de buenas viandas mientras los de las mesas de al lado te miran con envida :-D
Es un placer disfrutar de las noches veraniegas.
Salu2
Coincido contigo en el recuerdo del cine de verano y los olores de jazmín y galán de noche, las películas de vampiros que me gustaban mucho y el miedo que pasaba en la cama recordándola y tapándome la cabeza con la sábana toda la noche del miedo (y entonces no había aire acondicionado),la zarzaparrilla que era una bebida parecida a la cocacola de ahora y las papas en paquetes pequeños de colores... una maravilla de recuerdos en el cine de verano.La loli.
♥
El galán de noche es conocido aquí como "huele de noche". Y se dice que el amor es como el "huele de noche".
Aquí sólo existió un cine abierto al que se podía llegar con el vehículo y desapareció hace treinta años...Los cines actuales parecen congelador...
Interesantes reminiscencias.
Salud♥s
Bueno, pues yo antes vivía al lado de uno tb.
De hecho, desde el patio de mi casa se veía la parte de atrás de la pantalla.
Vamos, que la peli no la podíamos ver desde allí. Pero oírla, ya te digo que sí...
Eso sí, como éramos vecinos, los dueños nos dejaban entrar gratis a mi hermano y a mí.
Mi mami nos preparaba un bocadillo y luego entraba a llevárnoslo...
Jo, que yo no me acordaba de aquel momento de mi infancia,
y tú me lo has recordado.
Ainssss!!!
Besos!!!
Pues sì, yo también tengo un buen recuerdo de un cine de verano. Se encuentra en Alboraya, muy cerca de Valencia. Ir al cine con el bocata de la cena cena, una botellita de agua llena de Mistela y con mi perro Edgar que se tumbaba a mis pies, no tiene precio. Qué buen recuerdo! Gracias por recordàrmelo.
Abrazo grande!!!
Yo me apunto.
:-)
Enfrente de la casa de mis padres, descampado por medio, había un cine de verano, el Beramar. Cada primavera el dueño repintaba las letras de rojo, y la tapia encalada que servía de telón donde se proyectaban las películas. Desde la casa de mis padres se veía el telón pero se oía fatal, aunque eso no impedía que mi hermano y yo nos pasáramos las horas con la nariz apoyada en la ventana mirando las imágenes. Solían poner pelis de vaqueros asi que en el Beramar ví, como si fueran mudas, todos los grandes clásicos del western.....
alguna vez mis padres nos llevaban.
El suelo del solar estaba eternamente cubierto de cáscaras de pipas y la tierra no se veía, solo pipas y hormigas afanosas. En el bar servían gallinejas, mollejas, morcilla, botellines de cerveza, mirindas, gaseosas la revoltosa.....solían cortarse las pelis de repente y todo el mundo pateaba las pipas. Luego volvían y apludíamos.
La entrada del Beramar era un hueco en una tapia y la salida era el hueco de al lado. La entrada costaba cinco pesetas sin consumición, y con ella, ocho pesetas. La taquilla era un agujero detrás del cual estaba sentada una señora muy gorda con un botijo y un taco de papeles azules sin numerar ni nada, que el portero rompía con mucho cuidado. Luego te sentabas en las sillas plegables de madera y cenabas los bocatas que te habías traído de casa en aquellas mesas de listones de madera pintadas de verde.
Cuando se terminaba la temporada, el Beramar cerraba sus puertas tapiando los tres huecos y dejando que el invierno maltratase el telón de pared y las letras rojas.
El Beramar solo tenía tapia por un lado, el otro salía directamente a un terraplén. Pero nadie se colaba, todo el mundo entraba por la puerta previo pago de la entrada.
La tapia del telón se mantuvo en pie muchos años después de que el Beramar desapareciera, y tuvieron que tirarla hace diez años, cuando los descampados se convirtieron en parque con calles y fuentes y en el solar del cine se construyó una residencia de ancianos. Carmen Sevilla la inauguró. Muchos de los que vivimos cerca de aquel cine sentimos un nudo cuando nos enteramos de que la tapia del Beramar ya no estaba.
Yo no, yo no tuve de eso nunca. Lo más cercano un cine techado con 3 peliculas los lunes, el día del espectador. Ahora ese local lo comparten un Hipercor y un Vitaldent.
Suerte tenéis de contar con muchas horas de sol, por esta tierra norteña no está el tiempo como para tener cines de verano. Recuerdo días contados en un pueblo de La Rioja y sólo en el mes de agosto que venían a ponernos películas en el frontón.
Muxus
tu galán de noche, es nuestra DAMA...
:)
qué bonito de pequeño dormirse con el león de la Metro, tanta magia...
:)
bellísimo Land...!!!
Kinépolis, es esa empresa belga que tu calificas de "odiosa multinacional belga" y que yo, personalmente también detesto. ¿Sabes por qué explota ese cine? No es que tenga interés en hacerse con una "sala" en la zona sur de la ciudad. En realidad su interés es puramente urbanístico: el PGOU recalificó el solar a suelo urbanizable (con hasta 5 plantas de altura) y están detrás de que el propietario se lo venda. De momento se están "contentantdo" con su explotación.
Aquí puedes ver más, tu y tus lectores:
http://www.granadahoy.com/article/granada/113973/kinepolis/quiere/comprar/cine/zaidin/donde/pgou/preve/pisos.html
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