Los seres humanos tenemos cierta tendencia a considerarnos el centro del Universo. Un eje en torno al cual gira todo, el centro absoluto, eso es nuestra persona.
Lo cierto es que algún día pereceremos: dejaremos de ser y de estar. Y ese día tan temido por muchos, y puede que trágico para alguno de los nuestros, no será un día distinto de los demás para el resto del mundo.
La vida continuará como si jamás hubiéramos existido.
Nada se habrá modificado en el universo antes, durante, ni después de nuestra existencia. Y nada quedará de nosotros salvo un leve recuerdo en aquellos que nos amaron. Un recuerdo que se esfumará antes de que ellos perezcan.
A lo sumo, puede que quede por ahí alguna foto de nuestra persona. Algún día, esa foto caerá de entre las páginas de un libro antiguo, y un descendiente nuestro la romperá en mil pedazos, mientras, se pregunta: "¿quién coño sería este?"
La vida continuará como si jamás hubiéramos existido.
Nada se habrá modificado en el universo antes, durante, ni después de nuestra existencia. Y nada quedará de nosotros salvo un leve recuerdo en aquellos que nos amaron. Un recuerdo que se esfumará antes de que ellos perezcan.
A lo sumo, puede que quede por ahí alguna foto de nuestra persona. Algún día, esa foto caerá de entre las páginas de un libro antiguo, y un descendiente nuestro la romperá en mil pedazos, mientras, se pregunta: "¿quién coño sería este?"
El Viaje Definitivo
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando.
Y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes el cielo será azul y plácido,
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y lejos del bullicio distinto, sordo, raro
del domingo cerrado,
del coche de las cinco, de las siestas del baño,
en el rincón secreto de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu de hoy errará, nostáljico...
Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.
Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros
cantando.
Y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes el cielo será azul y plácido,
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y lejos del bullicio distinto, sordo, raro
del domingo cerrado,
del coche de las cinco, de las siestas del baño,
en el rincón secreto de mi huerto florido y encalado,
mi espíritu de hoy errará, nostáljico...
Y yo me iré, y seré otro, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando.
De "Segunda Antolojía Poética" (1898-1918)
Juan Ramón Jiménez (1881-1958)
Poeta Andaluz - Premio Nobel de Literatura 1956
Juan Ramón Jiménez (1881-1958)
Poeta Andaluz - Premio Nobel de Literatura 1956
Fotografía: Landahlauts - Alpujarra
8 comentarios:
Somos polvo de estrellas. Un puñado de átomos en el vacío de la infinidad cósmica.
Es que a mi me tira más Carl Sagan, que quieres que te diga.
Lukas... vienen a decir lo mismo... unos con el polvo de estrellas y otros con el huerto con su verde árbol y el pozo blanco.
Siempre el primero. Me estás acostumbrando "mu malamente".
:)
Ughh, pelín depre pero es verdad. Este año mi tía paterna se separó y se fue a vivir a casa de una vieja tía suya, y se encontró cientos de fotos antiguas de los que serían su (mi) familia lejana. Le daba apuro tirarlas a la basura, así que las quemó (debió parecerle mejor ritual). Lo que para su tía eran recuerdos queridos, para mí tía (cuánta tía) eran papeles viejos.
Pues vuelvo a repetir que menos mal que te leo a estas horas, que luego me viene la depre de por la tarde. Que bien escribía Juan Ramón...
Carpe Diem
Así es. Una gran verdad, aunque yo creo que hay un después.
Saludos Santiagueños
me ha entrado una tristura que paqué te cuento!
Bueno, mejor no pensar en ello.
Yo soy muy de recuerdos, de familia y fotos, saber quién era tal o cual... Soy la caja fuerte de la memoria familiar. Todo el mundo recurre a mí. Es que me pasaba la vida hablando y preguntando a mis abuelos y abuelas.
Cuando murió mi abuelo paterno, miseñora tía, sin contar con nadie, ni siquiera con su madre, cogió y liquidó la casa del pueblo con todo lo que había (muebles con historia, fotos, muchísimas fotos) y la persona que compró la casa, se dedicó a quemarlo todo. Mi tía ni se preocupó de salvar la memoria familiar, eso no se lo perdonaré jamás!
Y respecto a Juan Ramón... qué envidia, Dios, qué envidia!
Muxus, que ya estoy de vacances!
Yo también, como Lukas, lo que dice Carl Sagan va a misa.
«Tot és com l'aigua: discorre en rierols per on pot, per a acabar invariablement entollada. I és que al final sempre espera una tomba»
Baltasar Porcel
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