lunes, septiembre 8

Y sin zanahoria

Debe de ser muy duro abandonar a la familia, a los amigos y una vida de comodidades en el "primer mundo" para trabajar en un "país subdesarrollado". Y más si se hace de un modo altruista, o con una retribución mucho menor de la que podría tener en tu país de origen. Yo, que jamás haría algo parecido; que en muchas ocasiones considero que algunas ONGs son burocracias inútiles con rectores muy bien pagados o simples lavadoras de complejos de culpa... admiro a personas como estas. Respeto a las personas que, por convicciones religiosas, lo hacen. Sin embargo a ellas les pondría algún inconveniente. El primero es que lo hacen con una función evangelizadora. Sería algo parecido a "mientras te comes la comida que te he traído, te voy a hablar de mi dios... el Dios". La segunda objeción sería que, desde la visión judeo-islamo-cristiana, esta entrega no es gratuita. No lo es en el sentido de que, esa aparente entrega gratuita por ayudar a los demás busca una recompensa para aquel que la hace. El misionero busca su "salvación" en un trabajo de ayuda a sus semejantes más desfavorecidos. Esta recompensa es la de una vida mejor después de morir, cuando Dios "compruebe" su vida de entrega a los demás. Por tanto, bajo mi punto de vista, la tarea del misionero en un país del tercer mundo, aunque útil, es totalmente bastarda. Mucha más consideración me merece la acción que pueda desarrollar una persona, que alejada de convicciones religiosas y sin la zanahoria de la vida eterna, haga una labor de servicio a personas del tercer mundo. Probablemente estas personas, con una profesión cualificada, tendría posibilidad de encontrar un trabajo muy bien remunerado. Sólo su inquietud y solidaridad hacia los demás la lleva a renunciar a ello e irse a un remoto país de África a trabajar. Y sin zanahoria.
Fotografía: Carrots Blurred Autor: Thespeak

10 comentarios:

Anónimo dijo...

Un amigo mío lo ha hecho y todavía nos estamos preguntando qué demonios le pusieron a ese chiquillo en la leche para que le entrara ese gusanillo.

Más claro, agua dijo...

Pues yo sí que me iría: a África, a Sudamérica... Y no precisamente a vender dioses... Supongo que llega un momento en la vida en la que tu ascensión profesional se ve eclipsada por el compromiso con los demás (sobre todo, si esos "demás" son más débiles, menos privilegiados, etc.)

A mí no me ha llegado todavía ese momento, pero lo hará. Y a la vida eterna... pues que le vayan dando... ;-)

hermes dijo...

¿ Que más da con zanahoria o sin ella si de la labor realizada nos e pretende explotar al supuestamente ayudado ?, yo que soy tambien de los que no oo haría, no dejo de pensar de que esa gente, ya sean laicos o religiosos, se merecen la vida eterna y tambien algún reconocimiento es esta.

Un saludo.

Merce dijo...

Hace muchiiiiiiiiiiiiiiiiiiiisimos años, era yo muy jovencita, vino al cole un misionero, me llamó la atención por varias cosas, primero por decir que "pecado era hacer daño a un tercero a sabiendas de que se lo estás haciendo. Y segundo, porque nos contó de su estancia en Africa y de que cuando llegó se dio cuenta de que Dios podía esperar y que lo primero era su salud...

En el cole hubo profes, muy devotas ellas, que se escandalizaron...

Saludos varios

Uno dijo...

Totalmente de acuerdo contigo Landalhauts.
Sólo algo que añadir: como marean las jodidas zanahorias :-)

Saludos

Breuil dijo...

A veces no es necesario irse muy lejos para ayudar a alguien. Hoy nos hemos desayunado con la noticia de que en España tenemos 9 millones de pobres. Esto es una verguenza para un país que se considera desarrollado.
Enhorabuena por la entrada, otra vez :)

pon dijo...

Joder!!!!
Cada vez que he dicho esto me dan la bronca!!!! Y ahora me encuentro alguien que piensa igual que yo!!!!

Oye a ver si es que dios existe y la jorobamos. ;-)

A mi me parece que comprarse la vida eterna es muy poco altruista. Y si le sumamos no solo la predicación religiosa sino los discursos anticonceptivos, contra el preservativo, y demás, ya es el acabóse. Siempre recuerdo aquel reportaje sobre unas misioneras en Africa, donde una devota y bienintencionada(no lo dudo)monjita presumía de la sabanita que le había hecho con el sacrificio de una de sus tocas a una niña de once años que había tenido un bebé de su padre. Para la monjita la niña era un ejemplo de resignación cistiana, no había abortado, no había abandonado a su bebé, le había bautizado......claro, el hecho de que el bebé fuera deforme y estuviera desnutrido era una prueba que dios en su infinita sabiduría le enviaba a la niña, que tenía esa gran suerte. Lo que más me impactó fue la mirada de aquella niña. Y la frialdad y crueldad de la fé ciega de aquella monja.

Peritoni dijo...

Tienes razón, pero hay mucha gente que lo hace sin zanahoria, para ellos mi más grande admiración y respeto, para los otros, los curillas, monjas y misioneros, pues qué quieres que te diga, está haciendo su trabajo como cualquier otro.

Luna Carmesi dijo...

Una de mis ingenieras-jefe de proyectos y su marido (que es un ejecutivo de multinacional) se pasan las vacaciones trabajando en una ong... A dia de hoy tienen claro donde se iran cuando pasen un par de lustros...

Marta Arrufat dijo...

Ya sé que voy a ser muy poco original en la respuesta pero es que estoy total y abolsutamente de acuerdo con este post. No tengo nada más que añadir. Saludos, Landa.