Xarnegos integrados

Como casi siempre ocurre. Resulta muy interesante ver el origen de algunos de estos "talibanes" del nacionalismo catalán: Charnegos o hijos de charnegos. Cuarenta años atrás eran muertos de hambre que, con una mano atrás y otra delante y la nariz llena de mocos marcharon a Catalunya en los trenes de deportados económicos. Renegados del arado. Marcharon a quitar mierda (en la mayoría de los casos) y marcharon a trabajar en las fábricas que otro “insigne” nacionalista (esta vez español) Franco, había instalado en Catalunya para contentar a la siempre llorona burguesía catalana. Aguantaron por cuatro duros los desprecios en las tiendas y en los colegios cuando se escuchaba su acento andaluz. Dolía más el hambre andaluza que la humillación catalana. El paso de los años y el interés por integrarse ha generado en algunos de ellos una cruel ironía que les ha hecho querer parecerse a aquellos que les escupieron durante años. Como si el negro sudafricano quisiera parecerse al blanquito rubio que le pateaba el culo. Hoy, con el estómago lleno y la espalda dolorida, son convencidos militantes de Esquerra, catalano-parlantes, furibundos catalanista. Solo vuelve a hablar en charnego cuando en reuniones privadas con otros charnegos se emborrachan en sus casa ("Coño Paco, ara parlas en castellà?"). O cuando vuelven al pueblo de sus antepasados, allí pueden tener la altanería que tuvieron con ellos décadas atrás, allí se pavonean de su "estatus catalán". Allí, en sus puebluchos (que siguen prácticamente igual que cuando se fueron gracias a la inoperancia del Virrey Chaves) si les llaman "los catalanes". Que piensen esos "catalanes" la triste realidad... en Catalunya seguirán siendo xarnegos de merda por lo menos una generación más. En sus puebluchos subdesarrollados serán siempre "los catalanes". Tendrán la barriga llena, pero serán apátridas. Por lo menos, les queda el consuelo de que a sus nietos ya no les escupirán (porque no tendrán acento) y el “López” se podrá transformar en “Llopis”, que aunque no tiene el mismo encaste que pueda tener un "Pujol" pero tiene también su gracia. Mientras tanto, que paseen la Senyera pidiendo la independència per Catalunya, que parlen catalá, renienguen de la Tierra de sus antepasados y escupan a sus muertos. Cuando se jubilen, si notan un gusanillo que les empuja a volver a Andalucía, que no lo hagan. Aquí, desde luego, no los queremos. Nada peor que un renegado.