En algunos países del sur de Europa la envidia es una patología endémica, nos deleitamos criticando a aquel de los nuestros que triunfa en cualquier ámbito de la vida y, especialmente, en el ámbito económico. Podría parecer que esta entrada va en esa onda: una brusca reacción ante una subida del nivel de envidia en sangre. Y no, no es así. Me agrada que la gente triunfe, a todos los niveles, y que consiga hacer fortuna (siempre y cuando lo haga de un modo lícito).
Pero, sinceramente, cuando anoche leí esto... me sentí incómodo:
«La villa marroquí del ex presidente Felipe González está primera línea de playa, en Tánger. Según revelaba CRÓNICA este domingo, será una mansión valorada en 2,5 millones y edificada con el visto bueno del amigo Mohamed VI. (.../...)
González es un enamorado de Tánger, donde veranea desde su época como presidente del Gobierno. Gracias a sus excelentes relaciones con la Casa Real de Marruecos Procisa, propiedad de Luis García Cereceda —íntimo amigo del ex presidente (de hecho, su actual novia, María del Mar García Vaquero fue pareja de Cereceda años atrás)—, pudo comprar el terreno a la Casa Real marroquí y construir en primerísima línea de playa.
Cuando esté terminada la lujosa mansión, contará con 2.200 metros cuadrados de construcción repartidos en una casa principal de 600 metros, otra casa para el servicio, garajes, patios, porches y piscina. Todo ello, en una parcela de más de 5.000 metros cuadrados en la playa de Jbila.»
Ni envidio, ni critico, que aquel abogado laboralista sevilano llegara a ser Presidente del Gobierno de España y de ahí a jubilado pijo del "primer mundo" en la ciudad de marroquí de Tánger. Ni que su casa tenga 2.200 metros cuadrados y cueste dos millones y medio de euros.
Pero sí me "chirría" que, alguien que se definía políticamente como "socialista", se construya una mansión a la vera del mar (en un lugar donde está prohibido) gracias a que es amigo personal del Rey de Marruecos. Al igual que me resulta más que curioso (yo diría que lleno de morbo) imaginar a Felipe González jugando al padel con sus vecinos, los miembros de la Casa Real Saudí o con su amigo el Rey de Marruecos.
Hay que reconocer que, además, ha carecido de sentido de la oportunidad: desde este lado del Estrecho lo contempla alucinada una sociedad repleta de familias hipotecadas y/o en paro. Muchas de esas personas andarán preguntándose por el importe mensual del recibo de hipoteca que paga el "Compañero Isidoro" en una casa de 2,5 millones de euros... o si la duración de su hipoteca es de 30 o 40 años...
A disfrutarla, "Compañero".
Música recomendada: House by the sea - Iron & Wine
Fotografía: Spirit of the Esctasy
Autor: Landahlauts