Sábado al mediodía, uno de esos días en que acabas con los niños en el Crematorio de Vacas (léase McDonald's) por complacerlos y por una mera cuestión práctica.
Nos sentamos en la terraza, aprovechando que hacía un día casi primaveral. Era "hora punta" y había mucha gente, algunas mesas sin recoger, con las sobras de aquellos que llenaron "el ojo antes que la tripa". Y de pronto... allí está. Va recorriendo la terraza hurgando entre los restos en busca de algo que comer. Y en todas las mesas hay algo... no se está dando mal el sábado.
Una imagen muy simpática ¿verdad?...
Gorriones y patatas fritas |
... si no fuera porque no me estoy refiriendo a un gorrión. Hablo de una mujer con treinta y pocos años, delgada y desaliñada, con los ojos tristes. Recorrió la terraza entera ignorando las miradas llenas de desprecio, de piedad paternalista, de dolorosa indiferencia, de recelo...
Y cuando acabó de recorrer la terraza, se marchó. Muchos respiraron tranquilos.