En aquellos tiempos, dos marquesas de apellidos compuestos disponían de un coche oficial —perteneciente a la flota del Parque Móvil Ministerial— con chófer incluido. De ambos, vehículo y conductor, hacían uso a su antojo: lo mismo para tomar café en el Alhambra Palace que para asistir a algún estreno teatral en Madrid, donde moraba el sangriento dictador al que sus maridos —militares de alto rango— habían ayudado a encumbrar al poder sobre un inmenso montón de cadáveres.
Había, además, un viaje que se repetía cada año con puntualidad casi litúrgica. Las aristócratas granadinas se desplazaban hasta Estoril, ciudad portuguesa que durante décadas sirvió de refugio a familias reales europeas destronadas. Los primeros en llegar fueron los Borbón (Casa de Borbón-Anjou – España), pero también pasaron por allí los Savoia (Casa de Saboya – Italia), los Orléans (Casa de Orléans – Francia), los Sajonia-Coburgo y Gotha (Casa real de Bulgaria – Bulgaria), los Habsburgo-Lorena (Casa de los Habsburgo – Hungría)… e incluso algún Windsor (Casa de Windsor – Reino Unido).
Las marquesas aseguraban que viajaban a Villa Giralda para “presentar sus respetos a Don Juan y familia”. En realidad, aquel coche oficial transportaba algo más que reverencias: los nobles españoles organizaban una colecta anual para atender las necesidades económicas del pretendiente. Pasaban la gorra entre ellos una vez al año y le entregaban la recaudación.
Aquellos Borbón-Anjou se exiliaron en 1931, con la mayor parte de sus posesiones expropiadas; por ello sobrevivían pasando el platillo entre aristócratas nostálgicos.
Franco designó a su sucesor antes de morir —“atado y bien atado”— y en 1975 se cumplió su voluntad: Juan Carlos Alfonso Víctor María de Borbón y Borbón-Dos Sicilias, hijo de Juan de Borbón y Battenberg, fue proclamado rey de España por las Cortes franquistas.
Dicen sus partidarios que Juan Carlos de Borbón jamás ha recibido comisiones sobre negocios en los que media o promueve, sin embargo, el rey es ampliamente apreciado en los círculos de negocios para actuar como negociador en algún momento y embajador económico para su nación.
Y estos días, sin saber muy bien porqué... todo esto me vino a la cabeza...

