El pasado viernes asistí con los niños a un concierto de la Banda Municipal de Música de Granada. Me gustan esos conciertos porque, aparte de que la Banda Municipal suena aceptablemente bien, tienen lugar en monumentos históricos. Lo habitual es que sean antiguas iglesias que la Diócesis de Granada alquila pone a disposición del Ayuntamiento a cambio de una compensación económica.
Este viernes pasado el programa incluía música de Schubert y el lugar elegido era la Basílica de San Juan de Dios (una maravilla del barroco andaluz, construida en el siglo XVIII). En aquella iglesia están los restos del portugués João Cidade Duarte, a quien la Iglesia Católica canonizó y se le conoce con el nombre de San Juan de Dios. Es precisamente la orden religiosa que fundó João Cidade la que "regenta" dicha iglesia: la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios.
En el retablo mayor de la iglesia hay un espectacular camarín que contiene la urna de plata maciza donde descansan los restos del santo. Aquel del que, paradójicamente, se dice que dedicó parte de su vida en ayudar a los más pobres y desprotegidos.
Pues, allí, en aquel retablo mayor, en aquella joya del barroco andaluz, en aquella iglesia considerada un lugar sagrado por los practicantes católicos... ¿qué pensáis que había?
Pues sí, ¡¡¡una bandera de España!!!. En una joya barroca del Siglo XVIII, junto al camarín de plata y oro donde descansan los restos de un santo portugués amigo de los pobres, patrón de los hospitales, de los enfermos, de las enfermeras, de los bomberos, de los alcóholicos (¿¿!!¡¡??) y de los libreros. Allí mismo ha tenido alguien la original idea de colocar la bandera de España. Y es que, en aquella basílica hay algún monje al que pone cachondo que durante la misa, cuando la gente se arrodilla ante la Hostia Consagrada, lo hagan también, de rebote, ante la gloriosa enseña nacional.
Cuajaron en lo más profundo del subconsciente de algunos todas aquellas historias del nacionalcatolicismo, de que esta era "la Tierra de María", y lo de que "no fue una guerra sino una cruzada contra los comunistas y los ateos".
Cuajaron en lo más profundo del subconsciente de algunos todas aquellas historias del nacionalcatolicismo, de que esta era "la Tierra de María", y lo de que "no fue una guerra sino una cruzada contra los comunistas y los ateos".
El bueno de João Cidade debe de estar retorciéndose en su urna de plata maciza...
Fotografía 1: Basílica de San Juan de Dios
Fotografía 2: Retablo
Fotografía 3: Santa Estanquera
Autor: Landahlauts