Los que somos optimistas por naturaleza tendemos a buscar el lado positivo de las cosas, de todas las cosas. Y si lo buscas, lo acabas encontrando.
¿Crisis?¿Desempleo? Tienen también su lado bueno:
- No se reciben cestas de Navidad. Se evita así tener que agradecer la entrega de una cesta repleta de bodrios diversos (nada de ginebras de la prestigiosa marca "Lirios", ni mazapanes de fabricante desconocido y a punto de caducar).
- No hay insoportables comidas/cenas de Navidad con jefes y compañeros. Nos evitamos compartir mantel con algún que otro ser despreciable. No hay porqué brindar con ellos al final de la comida para desearles, hipócritamente, un feliz año nuevo. Nos evitamos espectáculos tan lamentables como la borrachera llorona de Pablo (el Auxiliar recién divorciado), o el sentir vergüenza ajena al contemplar a Carlos (el Jefe de Almacén) intentando, de modo infructuoso, ligarse a Teresa, la atractiva lesbiana del Departamento Financiero.
Es lo bueno de los Servicios Públicos de Empleo: ni organizan cenas para celebrar la Navidad, ni reparten cestas entre sus "afiliados".