Fotografía: Shut up!
Autor: Landahlauts
Ayer mañana, en el trabajo, cuando estaba a punto de marcharme llegó un cliente. Es un cliente habitual, conocido de la empresa, de trato agradable, educado, va siempre muy bien vestido y tiene un coche de esos que pretenden manifestar un determinado estatus social.
Al marcharse, prácticamente salimos juntos, tanto que en la carretera íbamos uno detrás del otro. De pronto, llegamos a un lugar de la autovía que está en obras: había tráfico lento, con retenciones. Y, llegados a este punto, este ciudadano tan correcto y educado, tan aparentemente integrado en la vida en sociedad... pegó un volantazo a su magnífico coche alemán y comenzó a adelantar a todos los vehículos parados... por el arcén, por la derecha. Lo hizo, además, con una sola mano, ya que en la otra llevaba un teléfono móvil por el que hablaba.
Aluciné. Me pregunté, una vez más, qué extraño vapor desprende la tapicería de los automóviles que hace que ciudadanos perfectamente integrados y educados... se conviertan en insufribles gilipollas maleducados cuando conducen un automóvil. ¿Nos quería demostrar algo a los que estábamos esperando? ¿Lo potente que es su auto? ¿Lo caro que vale su tiempo? ¿Su espíritu deportivo? A mi, sólo me ha dejado clara una cosa: es imbécil.
18 comentarios:
A veces, muchas veces, la gama del coche es directamente proporcional a la estupidez de su conductor...
Hay mucho imbecil al volante, lo dice una pobre "peatona", que está hasta las narices...algo sobre eso escribí anoche...
Es más sencillo que todo eso. Simplemente hay individuos a los que se les ha desarrollado el cuerpo a expensas del cerebro y, contra eso, nada podemos hacer.
saludos
Hace tiempo que pienso en este fenómeno. No sé si se habrá hecho un estudio serio sobre la alteración que sufre la personalidad cuando agarramos un volante. Poco o mucho, todos mutamos un poco a los mandos de un cacharro ¿no?
Y una observación curiosa: ¿por qué será que generalmente estos imbéciles suelen ser conductores y solo muy de vez en cuando conductoras?
La Bicuñada se ha levantado con un toque feminista.
Eduardo:
Pues sí, hay alguna extraña relación.
Merce:
Ya te leeré... a ver. :)
Vailima:
Sí: quien no sirve para conducir... no sirve. No se puede poner en juego la vida de los demás.
Max:
Yo reconozco que antes sufría extraños cambios en la personalidad cuando conducía. Pero, un día me lo plantee y desde entonces nada consigue alterarme (bueno, casi) :)
Bicuñada:
Creo que hay hombres que tratan de demostrar su hombría conduciendo. Y, desgraciadamente, cada vez se incorporan más mujeres a esa forma de comportarse.
En estos casos, es cuando te alegras de que metros más adelante lo detenga la guardia civil...y luego te despiertas porque eso nunca pasa, por eso lo siguen haciendo pelanas como ése.
El personaje de tu relato me hace recordar un viejo compañero de trabajo que tenía, hace ya unos cuantos años atrás. El buen chango era muy buena persona, querido por todos, de perfil bajo, muy trabajador y responsable, etc., etc..
Pero cuando se subía al volante de un vehículo se transformaba, era absolutamente otra persona, de temer realmente. Dos personalidades.
Es ke hay gente ke toma el coche como un apéndice más del ego....Por no decir otra cosa....
Pues sí landa, toda la razón tienes. Y no se les ocurre pensar que su comportamiento puede, literalmente,matar a otras personas.
Anda, que también tenéis ahí de eso; creía que los teníamos a todos aquí, porque no es normal, lo que se encuentra una todos los dias en la carretera. Saludos
No hay duda de que era un imbécil. Yo pienso que los afortunados compradores de este tipo de coches deben de tener un permiso especial que les permite infringir todas las normas. Y dinero para pagar las posibles multas.
Desgraciadamente los sufro a diario,30 años de volante dan para ver cafres de esos y muchas mas cosas, y es verdad que piensas "donde coño está la Guardia Civil cuando los necesitas?"
Si vieras la de imbéciles que me cruzo diariamente en la autovía. Lo malo es que encima, sus imbecilidades te pueden costar la vida. Asco de gente...
Pues sí, hay mucho imbécil de esos sueltos por ahí...
Todos conocemos unos cuántos...y alguna vez la imbécil he sido yo. En un momento de furia piteé como loca a una torpe que me puso en peligro, pero no por ello lo aminoré; además ya había pasado. Saludos
y tan imbécil. Yo también me pongo un poco tensa al volante, pero alc contrario que aquel tipo, yo no acelero...
Espero que estés bien, Landa
Yo me confieso que también me transformo al volante: los tacos más grandes los he dicho al volante (algunos ni me imaginaba que los sabía), de señorita educada y dulce paso a la niña del exhorcista. A mi favor tengo que decir que nunca me salto las normas de tráfico y que son los que se las saltan los que me enervan, porque pienso que si todo el mundo respetáramos las señales no habrían accidentes.
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