Todos los días tenemos la oportunidad, la triste oportunidad, de ver personas en situación límite en los informativos. Asistimos desde nuestro cómodo sillón, con la barriga llena, a la muerte o el sufrimiento en directo de otros seres humanos. Sería fácil argumentar aquello de que somos egoístas, malos e insensibles. No creo. Pienso que no es culpa nuestra. En realidad, a nosotros nos ofrecen un “producto” televisivo y en él, nos incluyen la sección “sangre fresca” como uno de los platos del menú: entre la crónica política y la crónica rosa. No pretendo aparentar una sensibilidad hacia el dolor de mis semejantes que, probablemente, no tenga. Ni pretendo hacer lloriquear a nadie con una historia sensiblera de hace más de treinta años. Pero me niego a que se me encallezca la conciencia. Me niego a ver desgracias a la hora del almuerzo mientras mi único problema es ver si quedan o no cubitos de hielo para echarle a la Coca Cola. Las imágenes que vemos de dolor en televisión son reales. Son personas, no son actores, ni son imbéciles en un reality show. Tienen nombre y apellido, nacionalidad y familia. Tenían proyectos antes de ser jirones moribundos en un vehículo reventado por una bomba. La imagen que veis arriba fue una de las fotos más famosas del siglo pasado. Fue una foto tomada en Vietnam el 8 de junio de 1972 cuando un avión bombardeó con napalm la población de Trang Bang. La niña que veis llora por el horror que acaba de ver. Y llora de dolor, su ropa impregnada de napalm ha ardido sobre su cuerpo. Afortunadamente sobrevivió. El fotógrafo que tomó esta instantánea la ayudo trasladándola a un hospital donde sanó, a pesar de las enormes quemaduras. Era y es una persona. Se llama 1969 por Kim Phuc. Kim debe simbolizar en nuestras conciencia el sufrimiento y el dolor de la guerra con nombres y apellidos. Probablemente sigamos sin saber, ni nos importe mucho, el nombre de los heridos y muertos que aparecen en los informativos todos los días. Pero, deberíamos de devolverles su dignidad y recordar que, aunque los desconozcamos, tienen nombre y apellidos. Que son personas.
Landahlauts de mosca cojonera.
6 comentarios:
acá los noticieros tiene su sector "telenovela barata" (el nombre se lo puse yo) donde se encargan de buscar un perro que salvó la vida de alguien o una persona que vive en la calle y con cara de afligidos se lamentan como si les importara y como si eso hiciera sus programas mas comprometidos con lo social.
No sé si la culpa es de los medios de comunicación o los medios son un reflejo de cómo es la sociedad. Es como aquello de decir que los políticos de un país son unos corruptos y unos impresentables: la mayoría de las veces son reflejo de la sociedad.
De todos modos, de algún modo, no sé muy bien cual, habría que establecer unos márgenes entre los que pudiera moverse la programación y lo que se nos muestra ya que, escudandose en la libertad de expresión, no hay ningún tipo de limitación para herir la dignidad de las personas.
A Scemo:
Sí. Pero ha veces conviene volver a la realidad.
Pero a veces, el ponerle nombre y apellidos es para dar rienda suelta a la lágrima fácil. ¿No recordáis la niña aquella en Colombia que estaba atrapada en una inundación y retransmitireron su muerte?
El Nevado del Ruiz, creo que se llamaba el volcán que originó la inundación.
Tu crees que le importarías al resto del mundo si aparecieras en sus teles les importaría un carajo tu nombre???
No somos ni mejor ni peor que los demás.
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