Lo bueno de ser joven, entre otras cosas, es que siempre tienes claro "quienes son los buenos" y "quienes lo malos". Me explico: tienes unas ideas, políticas por ejemplo, y sabes que esas son las buenas y que las demás son las malas. Las cosas son blancas o negras. Esto, es muy práctico en una edad en que usas más el corazón que la cabeza. Los años te van haciendo descubrir una rica gama de grises: no todo es malo ni todo es bueno. Supongo que si el adolescente que fui hace unos años conociera al adulto que soy hoy, diría de él que es un "anarcoburgués". Lo bueno que tiene la madurez es, que te da igual lo que piensen los demás de ti, incluso... lo que tú pensarías de ti mismo.
3 comentarios:
No puedo estar más de acuerdo, cada vez tengo menos claro qué soy y no encuentro muy definidas mis ideas y cada vez estoy más perdida.
Como dice ismael serrano que ahora vive en cordoba, "mi vida se va llenando de esos días, tristes, grises y oscuros, que uno omite en su biografiá"
Supongo que las personas debemos de ir cambiando para adaptarnos a nuestro entorno cambiante. Pensar eso sirve de consuelo, ¿o no?
Bueno, la verdad es que más que otra forma de ver la realidad tu barriga supone dejar de ver una realidad importante para ti, no crees?
Publicar un comentario