Catalunya: la eterna plañidera

Particularmente, el tema del nuevo Estatut de Catalunya me importa muy poco, más que nada por lo previsible que era todo. Una vez más, los partidos catalanes han sabido rentabilizar la debilidad del gobierno central para sacar tajada. Si fuera catalán estaría pletórico de felicidad: han emprendido un camino en el que ellos son los únicos que van a decidir dónde quieren ir.

Sin embargo, la sensación que tengo como andaluz es bien distinta. La burguesía catalana ha vuelto a aprovechar el sentimiento nacionalista catalán para hacerse con cuotas de poder en el Estado español, no digo autogobierno, digo cuota de poder dentro del Estado.

Para ello han recuperado el eterno llanto: “...que no estamos bien en España...”, “...que España nos maltrata...”, “...que hay autonomías que viven de nuestro sudor...”, etc. En fin, la Caja de Pandora del agravio comparativo que tan buen resultado les lleva dando desde el siglo pasado.

Basta ya. ¿Qué quieren?... ¿irse?, ¡que se vayan¡, afortunados ellos. Pero que no estén continuamente con la lágrima fácil y con el sobado discurso de las comunidades parásitas.

¿Qué quieren?, ¿independencia?, que la proclamen: la independencia no se negocia, se proclama. Pero no, no creo que lo hagan. La pela es la pela, y no tienen intención de ser independientes... ¿para qué?. Es más rentable la situación actual.

Andalucía no puede seguir aguantando tanta humillación. Estamos hartos de ese chantaje emocional de la oligarquía catalana humillando a gobiernos centrales débiles y con presidentes anodinos e inconsistentes.

Si algún político del Estado piensa que el nuevo Estatut traerá la paz autonómica... se equivoca. Dentro de unos años comenzarán de nuevo los sollozos, continuarán los lloros y por último el llanto a grito pelado mientras se mesan los cabellos, como en la mejor tradición de las antiguas plañideras. Y otra vuelta de tuerca al club de los bobos (léase España).

Ahora bien, cuando se vayan... que vayan con Dios, en ese momento ya no habrá ningún tipo de vinculación especial entre Andalucía y Catalunya. Quid Pro Quo. Ellos su camino, los andaluces el nuestro. No habrá nada absolutamente que nos haga preferir un textil de la República Checa de otro de la República de Catalunya. Si me apuras, casi preferiremos a los checos, por los menos ellos no nos tratan como a parásitos.

No tengo, que quede claro, ningún sentimiento de frustración por una “desmembración de España” ni nada parecido. En cuanto a sospechoso de nacionalismo español, creo que está claro que no lo soy. Lo que tengo es un hartazgo infinito de escuchar a muchos catalanes hablar mal de Andalucía, para conseguir prebendas de un Estado español débil e inconsistente. No podemos, como andaluces, seguir soportando esta situación de maltrato y marginación por parte del poder central alentado por el chantaje emocional de algunas autonomías.

Nada tengo contra Catalunya (país al que respeto profundamente), ni contra los catalanes. Pero exijo el mismo respeto para mi país. Con buen rollo, y sin ofender a Andalucía, lo que queráis, por las malas...

Landahlauts