martes, septiembre 21

Remembranza

El árbol del arroyo
Una vez morí. Fue de pequeño, al salir de clase. Mi colegio olía a nuevo, lo habían construido en la vega y tenía nombre de emperatriz (porque mi ciudad "dió a Francia su última Emperatriz").

Yo no nunca fui travieso, era más bien un repelente niño aplicado, pero aquel camino hasta casa invitaba a la aventura. Discurría entre frutales, acequias, sembrados de soja, un viejo molino abandonado y una vía del tren que supuestamente, debíamos cruzar por un túnel peatonal. Aquella vía estaba prohibida, y más aún desde que el TER Sevilla-Granada arrolló a José Manuel, un compañero del cole. Quizás por esa prohibición y por lo ocurrido, a todos nos encantaba cruzar por allí. Siempre que lo hacíamos cumplíamos una curiosa ceremonia: la de mear en las vías. Eso si, tenía su procedimiento: había que hacerlo justo entre los dos raíles y dando la espalda al sentido del TER Sevilla-Granada. Era una mezcla de venganza y desprecio por lo que aquel maldito cabrón había hecho a José Manuel.

Un día, al salir de clase, visité el molino abandonado, mi lugar favorito. Era octubre y el gigantesco nogal del patio exhibía arrogante sus frutos. Solté la cartera en el suelo y trepé por su tronco. Poco a poco fui llenando mis bolsillos de nueces. Estaba a punto de bajar cuando, al poner el pie en una rama, inexplicablemente resbalé y caí desde arriba.

Cuando abrí los ojos estaba en el suelo, bajo el nogal, tumbado junto a la cartera con una postura extraña. La luz era distinta, y el sol había cambiado de posición. A vosotros os lo puedo decir: creo que aquel nogal me había castigado por robar sus nueces. Al llegar a casa tuve que dar alguna explicación por mi retraso y la ropa sucia. Mentí.

Borré lo sucedido de mi memoria, hasta hace unos pocos años.  Ese día  el recuerdo brotó al ver un nogal, en otro lugar, a muchos kilómetros de mi colegio. Me acerqué y le dije, en voz baja: "hace tiempo conocí a uno como tú, un hijoputa que quiso acabar conmigo". Busqué mis llaves y, con la punta, escribí sobre el tronco del nogal: "yo morí, una vez... pero aquí sigo".

Música recomendada: Bad Boy - Alexandra Burke

10 comentarios:

Más claro, agua dijo...

Los árboles viven muchos años y guardan celosamente su memoria en anillos internos...

Cuando comas nueces, ándate con cuidado, no sea que parezca un accidente... ;-)

Anónimo dijo...

Pues menos mal que nos lo has contado ,el que no sepa esta bonita historia y vea eso escrito en el árbol,se creerá que Jesucristo a resucitado .La loli.

La Bicuñada dijo...

¿Es una historia verídica?

Catalina dijo...

Un relato precioso! si es veridíco o no es lo de menos!La naturaleza a veces se venga!!El mar se enfada! eso se dice en mi tierra. tenemos que ser mas cuidadosos con nuestro entorno.Una abraçada.

Violeta dijo...

Hay mucho estilo del bueno en este relato. Es precioso.
Conmigo siempre son los objetos, se vengan de mí, me hacen jugadas sucias, eso que llamo "la intrínseca maldad de los objetos inanimados".
NOTA: ¡Que bien que hiciste el fufú! Sobre la "sequedad de los machos", se les puede mojar un poco con el agua en que se hierven, y también con el zumo del limón.

Súcubo dijo...

La venganza es un plato que se sirve frio.
Me llenó de curiosidad eso de la sequedad de los machos.

Besos.

Violeta dijo...

Jaja, me refería a los plátanos machos para preparar un fufú (puré).

Edurne dijo...

Me encantan los nogales, los molinos, las vegas, ver pasar a los trenes, de pequeña he viajado más de una vez en el Ter, y además me gustan las nueces!

Lo que ya no me gusta es eso de la venganza, porque... vaya usted a saber, lo mismo era cierto, y el nogal de marras quiso vengarse, tan celoso él de sus propiedades!

Espero que ya se te haya pasado del todo el susto y la mala leche, con eso de verbalizarlo...!
Y le has contado a tu madre alguna vez la verdad de lo sucedido aquella tarde, por qué llegaste tarde y con la ropa hecha unos zorros...?

Muxus!

Súcubo dijo...

Ah! menos mal!
No te hacía yo a ti comiendo machos, Landa. Y menos resecos.

Landahlauts dijo...

Hay recuerdos e imaginación, un poco mezclado. Lo cierto es que me gustan las nueces y que jamás he usado una navaja contra un nogal. A pesar de haber perdido el conocimiento al caeerme de uno...


Saludos a todas y todos, muchas gracias por vuestra visita y comentarios.