domingo, abril 25

Aquel lejano 7 de agosto...

"Cuando conocí la luz
me enamoré de la sierra..."

Aquel lejano 7 de agosto de 1993 no fue un día normal en el Parque Natural de la Sierra de Huétor. Aquella mañana, en la sierra, comenzó un incendio que tardó más de tres días en ser extinguido por completo.  Recuerdo que el  humo se veía desde la ciudad de Granada. La Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía jamás dió una cifra exacta pero, según las distintas estimaciones, en esos días ardieron entre seis mil a ocho mil hectareas, principalmente de bosque de pinos. Eso es, para hacerse una idea, más de la mitad de la extensión del parque. El territorio quemado formaba parte de los términos municipales de cinco pueblos y de dos comarcas: término municipal de Beas, Huétor Santillán, Diezma, La Peza y Quéntar y Comarca de la Vega y la Comarca de Guadix.

El fuego fue provocado. El motivo era vox populi: algunos retenes de lucha contra el fuego de los pueblos cercanos vieron peligrar sus continuidad laboral y trataron de "convencer" a la Consejería de Medio Ambiente de lo necesaria que era su labor. La ignorancia y la escasez de trabajo se aliaron con el calor , con el viento y con un bosque que podría haber estado mucho mejor cuidado. Repito, entre seis y ocho mil hectareas: la mitad del Parque.

Nadie fue detenido por aquello. Nadie fue procesado. Los andaluces pagamos su extinción y nos quedamos sin más de medio parque.

Mi país tiene una memoria selectiva. Se interesa enormemente por el Real Madrid, por el Barça, por la Selección Española, por la feria, por la Virgen del Rocío, por Fernando Alonso y por el precio de la caña de Cruzcampo.

Pero, seamos realistas, el medio ambiente le importa un carajo.

Nuestra Consejería de Medio Ambiente esta a la altura de los ciudadanos: hicieron numerosos estudios carísimos para la regeneración, modificaron el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales, recogieron los árboles muertos y los vendieron. ¡Ah! también, siendo como somos un país tan moderno, usamos avionetas para "bombardear" con semillas de arbustos los campos afectados para "evitar la desertización".

Diecisete años después, esta es la imagen que se puede ver desde el Cerro de Buenavista, un lugar que quedó en el límite del territorio quemado:
Parque Natural de la Sierra de Huetor

...montes pelados, uno detrás de otro. Un paisaje desértico y terrorífico donde si crece algún arbusto ha sido más gracias a la divina providencia que a la labor de la Consejería de Medio Ambiente.

Esto, en realidad, aquí... no le importa a nadie: ni a la Consejería, ni a los ciudadanos... y mucho menos a aquellos garrulos ignorantes que metieron fuego.

Así que... comprendo perfectamente que tampoco te importe a ti.

6 comentarios:

Buenaventura dijo...

Recuerdo perfectamente ese verano, ya que fue el último que pasé en Guadíx. No consigo recordar ver el monte destrozado, pero de lo que jamás me olvidaré fue de las lágrimas que derramó un ciclista que solía pasear por esos montes. A mi también se me cayeron dos lágrimas como garbanzos. Por primera vez en mi vida era consciente de un incendio cerca de mi casa. Y ahora veo las fotos y vuelve la tristeza.

No voy ser un abanderado del ecologismo, pero de lo que no me cabe duda es de eso que has llamado memoria selectiva. Gran invento el de los Romanos, Pan y Circo, aquí tenemos el fútbol. Muchos no sabrán situar una ciudad en un mapa, pero seguro que se saben de memoria la alineación 1975/76... en fin.

Es bueno recordar lo malo para que no vuelva a ocurrir.

Luna Azul dijo...

Y es que somos unos depredadores, nos cargamos los montes, las costas y todo lo que se ponga a nuestro alcance.
Pero siempre habrá quien recuerde, así que buena entrada.
Saludos

Food and Drugs dijo...

Te equivocas. A mi si me importa. Estas historias son muy comunes en Galicia, donde se llegó a formar una verdadera mafia con las cuadrillas de extinción.
De hecho fue leer lo escrito para venirseme a la memoria infinidad de montes por los que paso delante a diario y que a nadie le importan demasiado, pues no eran parques naturales. No era necesario cuidarlos pues de eso, pino común, hay para dar y tomar, pero lo cierto es que después de 25 años de insistencia piromaniaca, cada vez hay por aquí más peñas peladas, y montes que eran bosque cerrado, convertidos en campos de matorrales.
Importar, importa, el problema es que nadie mueve un dedo. La única forma de ayudar es evitar los riesgos de incendio, pero cuando son tantos provocados, uno detrás de otro, la gente se desentiende.
Saludos

pon dijo...

Solo hay que hacer un viaje por corto que sea por carretera, en verano, para ver más de una columna o un frente de humo. Da igual por donde se vaya, siempre se ve. En el trasfondo, las recalificaciones, las herencias, los ayuntamientos, la ignorancia y la avaricia, sobre todo la desidia y la imbecilidad de no ver que es el futuro el que se quema.

Kashtanka dijo...

No sé que me molesta màs si los incendios por negligencias, o los incendios intencionados para construir Campos de Golf o pijo-urbanizaciones con vistas a un parque natural. Saludos.

Más claro, agua dijo...

Cosas veredes, amigo Sancho...

Por cierto, ¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!. Con retraso pero igual de sincero ;-)