martes, octubre 17

Cinemas Alhambra

Cuando una empresa quiebra o un negocio cierra hay algo más que pérdida económica. Casi siempre hay un montón de dramas humanos: el de cada trabajador que se queda sin trabajo, por ejemplo. También, porque no decirlo, un dolor en la persona o personas que lo crearon, que pensaron que aquello podía ser un negocio viable y que les dedicaron su trabajo, su ilusión y un montón de dinero. La mayoría de las veces todo esto no trasciende. Sólo trasciende cuando es una empresa grande que deja una gran cantidad de gente en la calle y que luchan, de modo justo y digno, por defender su puesto de trabajo. Cuando la empresa es pequeña muere sin hacer ruido. En Alcampo Granada había, hasta hace pocas fechas un multicine. No creáis que era un cine de esos de solera, muy antiguo y con mucho lujo. Se llamaba Cinemas Alhambra. Eran unos multicines pequeños, doce salas, creo recordar. Esta tarde he visto que habían cerrado. Han cerrado sin pena ni gloria. Sin hacer ruido, a pesar del dolor que habrá supuesto para todos y cada uno de los que trabajaban allí. Sería fácil buscar culpables. Podríamos decir que la multinacional Kinépolis ha instalado a un kilómetro escaso un multicine super-hiper-mega-de-lo-más: moderno, confortable, cómodo, caro… Podríamos recordar que Kinépolis ha alquilado este verano la última terraza de verano de Granada(Los Vergeles)… probablemente para que no se percibiera el posible daño que pueda haber hecho a los demás cines su irrupción en una ciudad tan pequeña. Pero no lo haré. Esta es una economía libre, la competencia se supone que favorece al consumidor y nadie ha faltado a la legalidad. Yo acudo regularmente a Kinépolis Granada y me gustan bastante. Pero esta tarde, cuando he ido a Alcampo y he visto el Cinemas Alhambra, he visto las carteleras sin afiches, las taquillas abandonadas, el hall vacío y sucio… he sentido pena, he sentido nostalgia y un pelín de amargura. ¿Qué tendrá de especial un cine? ¿Qué lo hace especial y distinto a cualquier otro negocio arruinado? ¿Quedarán sus paredes impregnadas de las risas, los miedos, los buenos ratos, los sobresaltos... de sus espectadores? Descanse en paz el Cinemas Alhambra.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Las comparaciones son odiosas pero, no hay color: nada que ver Kinépolis con los cines de Alcampo. Nada.

Ana María dijo...

Se veía venir, Granada no da para tantos cines. A mí me venían muy bien, iba andando, ahora a joderse como siempre :).

Landahlauts dijo...

a SDE:
Estamos de acuerdo en eso... ya lo dije. Y los negocios son como la vida... unos van y otros vienen, pero...

A Maruja:
Eran muy accesibles. En cambio Kinépolis supone un paseo en automóvil para todo el mundo.

LOLA GRACIA dijo...

En Murcia ciudad también están cerrando muchos cines...Una pena porqeu la gente sí que va al cine..

Anónimo dijo...

toy nojada contigu, pero ya desagoté todo en el blog :)

Anónimo dijo...

jajaja, me tocaba clasificar los mails, borrar la propaganda y arhcivar todo en carpetas como corresponde Y me topo con aquel mail que me escribiste donde aparece tu nombre y lo primero que me sale pensar es... y quién mierda es ......... y luego cuando lo leí ahí recién me avivé, no me acordaba de tu nombre.

Landahlauts dijo...

no lo digas. Es secreto del sumario

Landahlauts dijo...

A Lola:
Probablemente en Granada haya demasiadas salas para los habitantes... pero eso es bueno para los consumidores... ¿eso dicen, no?

A Bahtian:
¿Nostalgia quizás?
...creo que sé lo que quieres decir.

A Apus:
No se enoje por el cierre de un cine, mujer.

Anónimo dijo...

jajaj, sabés que no lo decía por eso. Quizás tengo que dejar de pensar que la gente entiende lo que digo sin decirlo. Soy de esas que comienzan pensando la frase y te largan la última parte, así de la nada.Es de familia.

Secreto de sumario. Tenés el nombre más común del universo.

Y esto lo puedo decir porque no lo sabe nadie. Tu nombre es igual al segundo nombre de mi papá.

Landahlauts dijo...

Sé por lo que lo decías.
Además... tengo alguien cerca que hace lo mismo de pensar la frase y contar... en este caso, sólo el principio.

¿Común? Aquí no.

Anónimo dijo...

pues a mi me da la misma nostalgia que cuando se cerraron las los Librerías Urbano en Granada, la de la calle Tablas y la de la calle Alhóndiga. y ahora cada vez que paso (más bien pasaba porque ya...) se ve todo el local de la calle tablas sucio y abandonado.

en fin, la vida misma es un cauce de agua que nunca bebes de la misma agua

saludos de un granaino

Landahlauts dijo...
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Landahlauts dijo...

Uff!!!, es verdad, las Librerías Urbano. Lo de años que nos hemos tirado yendo todos por allí. Yo, en especial, por la de calle Tablas. Era un caos, pero controlado.
Nada que ver con las Librerías Picasso que abrieron ocupando su hueco... tan bien puestas e iluminadas. Pero, es cierto que nos gustaban aquellas librerías. Lástima que se fueran y... haciendo tanto daño al personal, que acabó muy, muy malamente todos los años de relación laboral.
Bienvenido a La Arbonaida Solanoxz

Anónimo dijo...

Yo era uno de los asiduos a los cines Alhambra, sobre todo de las películas más personales. Para las superproducciones que necesitaban de grandes espacios para disfrutarlo me iba al Kinépolis, hasta que me agobió el cocherío que se producía en la entrada, lo que unido al precio, me hizo volver a decantarme por el Alhambra.
Pero por motivos laborales me fuí de Granada este último año, con lo cual su cierre me pilló por sorpresa. Aunque no era ninguna sorpresa, en los últimos tiempos daba la impresión de que sus propietarios habían dejado el cine a su suerte, cambiaron de encargado, de personal (todo ETTs), aunque los empleados eran bastante amables, y no reaccionaron hasta última hora, cuando hicieron los 4 días a la semana del espectador. Y luego está la competencia descarnada del resto de los cines de Granada, uniéndose al reciente cierre del Aliatar y el más lejano de Multicines Neptuno (los antiguos donde está ahora la entrada de la Mae West).
Pero hay dos motivos que me producen nostalgia, el primero es obvio, gracias a ellos el resto de las salas de Granada pusieron entradas numeradas, cosa en la que fueron pioneros (se acabaron los codazos por entrar), y luego la numerosa oferta que tenía (15 salas), luego igualada por Kinépolis y Cinemas Andalucía.
En cuanto al Kinépolis, es un sufrimiento ir con el coche hasta allí, ya que con la irrupción del Carrefour, del Mediamark, el centro de ocio y demás historias, coches y más coches, y uno se llega a agobiar, y ahora más. Pero todo llega, y nada es para siempre.

Landahlauts dijo...

El Alhambra tenía, también para mí, la ventaja de la accesibilidad. Nunca había los follones con el tráfico que se montan en torno a Kinépolis. He de reconocer, que no era tan cómodo ni tan espacioso.
Leí en la Web de Radio Granada, después de publicar este post, que el Gerente daba como causa de cierre la apertura de Kinépolis y la subida en el alquiler que Alcampo le pedía. Llegando incluso a denunciar que Alcampo ya tenía otro posible ocupante de esos locales. para que ocupara los locales.
Después de esto, la oferta cinematográfica de Granada es... esta: Cinema Andalucía 2000 (que cuentan con 15 salas), los Multicines Centro (con ocho), Aliatar (con 3 penosas salas) y Cine Madrigal (con 1), en la capital, y con los cine Kinépolis (15 salas) en las afueras, en la misma zona en la que se ubicaba Alhambra Cinemas. En total, 42 salas de proyección.
Quizás sean muchas pero, como yo digo, da pena que se pierda un cine.

Landahlauts dijo...

Me he permitido copiar este comentario tan bonito que había sobre el tema en la web de Radio Granada:

Mi cine. (Puntuación 1)
por --Basi el Lunes, 30 de Octubre de 2006

--Basi kinburger2002@yahoo.es http://habitandoelolvido.spaces.live.com

La ciudad se va llenando de esos paisajes de ausencia que nos dan vida. Aquí, aquí estuvo, aquí estuvo, y aquí hubo, aquí había...

No era muy bonito, nada particular. Estaba en uno de esos centros comerciales, de esas enormes cajas de zapatos que afean las entradas y las salidas, de una capital del sur. Aséptico y funcional, como un cepillo de dientes apto para todas las bocas.

Tenía muchas salas pequeñitas para diversificar y personalizar la oferta, para evitar que coincidieras con ese vecino que tanto odias. Las vendedoras asomaban su carita desde el interior de un panel de rayos catódicos que hipnotizabas a los compradores. Dos para la ocho. Tres para la nueve. Y yo: una para la dos. ¿Para la dos, "Noviembre"? ¿Para las seis y media? ¿Una sólo? Sí, solo, una y otra vez. En soledad con...

La historia resumida de mi novela favorita, el menor que juguetea con drogas, la maltratada que todavía lo ama, el cuento sobre el valor de la magia, los extraños habitantes del psiquiátrico abandonado, la vida de esa escritora, el amor imposible más triste de todos, la rabia por tener que madurar, el encuentro de dos extraños por accidente que ya no se separarán nunca, la crueldad de la guerra, los nervios por no saber quién es el malo. El escritor que huye de su suerte con el folio en blanco.

Iba siempre caminando. Media hora. Me gustaba bajar al atardecer, con las hormigas urbanas escapando de los trabajos y las familias escondiéndose entre paredes. Arriba, enfrente, lejos y cerca, la pintura abstracta del cielo me sobrecogía, me liberaba del peso de mis pies, me empujaba fuerte desde detrás de los ojos. Esa pintura la colgaban ahí, siempre distinta, como ajena de este desastre, como si no asistiera ella también al final de los finales. Más abajo se dejaba oír el murmullo ronco de la ciudad.

Y volvía caminando. Media hora. La música, las palabras, las miradas, los colores me trazaban mi propia historia, como si hablaran de mi mundo, de mí. Subía deprisa o despacio según me sintiera alegre o triste. Solamente iba cuando hacía frío, cuando el aire hacía notar sus caricias en las mejillas, en las manos, en los labios. Yo me hacía pequeñito y me dejaba hacer: las lágrimas más tiernas, los suspiros más hondos, el baile más medido. Tantas historias, tantos escritos que me has dado.

Un día dejé de verte en los periódicos, dejé de verte en internet. Pasé a verte una noche pero no estabas, sería festivo, estarías descansando. Pero los periódicos seguían sin hablar de ti, de repente te olvidaron, sin explicación, sin noticia alguna. No podía ser, era raro.

Consulté una página de noticias locales: te habían cerrado.

Eras el único que tenía un nombre que hacía referencia a la ciudad, que hablara de ella, que se hermanara con ella. Te llamabas Alhambra.

Hoy la ciudad se sigue llenando de paisajes de ausencia.